15 agosto 2006

El poder liberador de la música

No hay nada como la música cuando uno quiere liberarse. La música puede ayudar mucho: música marchosa para gritar, bailar y liberarse, pero también música tranquila para relajarse cuando hay tensiones; canciones con letras que te consuelen cuando las oigas cantar, etc.

Pero lo mejor de todo es interpretarla. Los que tenemos la suerte de saber tocar (o maltratar según se mire) algún instrumento musical nos viene de perlas. Sobre todo el rock. Si te encuentras angustiad@ coges la guitarra, la batería, el micrófono o lo que sea y lanzas tres gritos, tres guitarrazos o tres platillazos y no veas lo tranquilo que se te queda el cuerpo. Deberían ponerlo en todas los gabinetes psicológicos, y enseñar rock en la facultad de Psicología. O mejor en los colegios, sí, para que cuando lleguen las depresiones, ansiedades y demás parafernalia la gente conozca por lo menos el Do Mayor y pueda explayarse a gusto.

Yo lo hago de vez en cuando. Si estoy angustiado o depresivo en vez ir a la consulta del psicólogo, cojo mi guitarra, pongo la distorsión en el amplificador a tope y cada riff es una angustia sonora. Hoy lo he hecho, y aunque he terminado con los dedos doloridos (aun me duelen un poco mientras escribo esto) ha sido tanto lo que he liberado, me he quedado tan pancho que he sentido la necesidad de contárselo a mi blog. Y eso estoy haciendo.