Tú, la ausencia y tú
Me he acordado de tu risa, de la risa de los tiempos de risas, de tus risas alegres y tus risas amargas, de tu risas explosivas y tus risas forzadas. Y de tus penas transmutadas en risas.
Me he acordado de tus lágrimas, tus lágrimas de pena y tus lágrimas de ausencia. Y también de tus risas de alegría. Y de tus risas transmutada en lágrimas.
Me he acordado de tus miradas, de tus miradas extraviadas y tus miradas de deseo. De tus miradas pensativas y tus miradas ausentes. De tus miradas escrutadoras en busca de una respuesta. De tus miradas que me hacían estremecer, estremecer de deseo y de dolor.
Me he acordado de tu piel. De tu piel suave y agradable. De tu tacto excitante y lujurioso. De tu tacto inerte y repulsivo, de tu piel muerta.
Me he acordado de ti y no debería. No debería porque no sé si me acuerdo de un espejismo o me acuerdo de la verdad. No sé si me invento los recuerdos o recuerdo sensaciones inventadas. No sé quien eres. Si eres o no eres. Lo único que sé es que no estás. Que no estás. No estás.
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