La conquista de la libertad
A veces es necesario privarnos de hacer determinadas cosas por no herir a alguien (nuestra pareja, nuestros hijos, padres, amigos, etc.) y creemos que, de alguna forma, están coartando nuestra libertad y no siempre es así, particularmente no es así si esa otra persona también se está privando de hacer cosas por nosotros. Siempre que haya un equilibrio no se puede hablar de falta de libertad.
Otras veces ocurre lo contrario: si durante un tiempo nos hemos tenido que privar de hacer algo por algún motivo, y ese motivo desaparece, nos sentimos libres porque ahora podemos hacerlo. Pero, en mi opinión, no estamos siendo libres si de una manera desmesurada nos ponemos a llevarlo a cabo, porque en realidad esa situación anterior nos está condicionando enormemente. Conseguir la libertad, en el ejemplo anterior, consiste en no privarnos de hacerlo cuando deseemos hacerlo, pero no hacerlo como una obligación para recuperar el tiempo perdido.
La libertad hay que saber vivirla, hay que cuidarla día a día, y buscarla, buscarla bien. Como dijo el gran Cervantes por boca de Don Alonso Quijano:
"La libertad, amigo Sancho, es el don más preciado que dio Dios a los hombres"
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