01 noviembre 2006

Viento


Me gusta cuando el viento me da en la cara, me gusta porque me trae a la realidad. Me gusta que el viento levante mi pelo y me ponga cara de loco. Me gusta sentir el frescor del aire de levante en mi cara, paseando por estrechas calles, porque el levante es descarado, el levante es rebelde y descarado.
Y hoy no me acuerdo de ti. Bueno, sí que me acuerdo, pero no como un recuerdo nostálgico, como algo memorable digno de recordar, sino como una constante en mi vida que ya ha desaparecido, que por fin, y afortunadamente ha desaparecido.
Y no me importa si algún día lees esto que lo entiendas. No me importa si estás de acuerdo o no. No me importa si tu interpretación es la correcta o no. Porque la correcta solo es la mía. La mía es la mía y nada más.
Y en este vacío que me invade, en estas horas de silencio y desanimo, en estas horas de horror y tristeza quiero olvidarte, quiero verte como algo lejano que pasó, pero que ya pasó y que no volverá. Porque no quiero más tristezas que las mías, no quiero más lágrimas que las propias, no quiero más dolor que el interior. Porque ese es el único que puedo aliviar, el único que puedo superar, el único que volverá pero que espero que tarde, que tarde mucho.